Los métodos más utilizados para el análisis de alérgenos vienen determinados por el empleo de los kits ELISA o los dispositivos de flujo lateral. En su “Guía de Gestión de Alérgenos de la Industria Alimentaria”, la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas recalca que los análisis ELISA, PCR o de espectrometría de masas tienen que ser llevados a cabo por laboratorios cualificados y con equipos lo suficientemente avanzados como para garantizar la máxima fiabilidad.
En este sentido, se considera que una correcta elección de las pruebas analíticas adecuadas como parte integral de una política de gestión de alérgenos es un buen complemento y apoyo para determinar el grado de cumplimiento de las medidas de gestión de riesgos.
¿Qué son las alergias alimentarias?
Las alergias alimentarias se producen cuando un individuo tiene una reacción anormal ante el tacto, ingesta o inhalación de un determinado alimento, en este caso ante las proteínas de dicho producto.
Estas reacciones adversas alimentarias pueden ser tóxicas (a dosis elevadas) y no tóxicas (dependen del individuo, no de la cantidad ingerida) que incluyen intolerancia y alergia o hipersensibilidad.
Las ventajas del kit ELISA
ELISA ha supuesto un verdadero avance en materia de bioquímica analítica. Su utilidad en el control de calidad de diferentes sectores ha contribuido a su gran popularidad. Su diseño responde a las necesidades de los laboratorios en el terreno del diagnóstico de enfermedades humanas y de tipo animal, detección de drogas y toxinas o patógenos.
Como hemos visto, disponer de un kit ELISA también es de especial utilidad para la industria alimentaria de cara a la detección de materias primas y trazas de productos potencialmente alérgenos como frutos secos, huevos y lácteos. Estos kits se basan en la interacción antígeno-anticuerpo.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, el grado de prevalencia de las alergias alimentarias en los adultos alcanza el 3%. En el caso de los niños esa cifra se eleva al 6%. Los especialistas advierten de que la única manera eficaz que existe a la hora de tratar este tipo de trastornos es, sencillamente, evitar la ingesta, inhalación o contacto con el alimento que los provoca.